21 de febrero de 2024

El delantal de la abuela

 


El primer propósito del delantal de la abuela era proteger la ropa debajo, pero además sirvió como un guante para sacar la bandeja del horno, secaba las lágrimas de los niños y, en ocasiones, limpiaba sus caras sucias. Desde el gallinero, el delantal se usó para transportar los huevos y, a veces, los pollitos. Cuando había visitas, el delantal sirvió para proteger a los niños tímidos. Este viejo delantal era un fuelle, agitado sobre la chimenea. Fue él quien llevó las patatas y la madera seca a la cocina. Desde el huerto, sirvió como una cesta para muchas verduras y hortalizas. Al final de la estación, se usaba para recoger manzanas caídas. Cuando llegó el momento de servir la comida, la abuela sacudía su delantal en la escalera, y los hombres en el campo sabían de inmediato que tenían que ir a la mesa. Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo delantal... 

En memoria de nuestras abuelas.


3 comentarios:

  1. Alfonso Santamaría22 de febrero de 2024, 17:02

    Cuanto em acuerdo de ese preciado delantal que llevó mi abuela y después mi madre y hasta mi hermana lo portó. Un delantal que servía de dispensa, para guardar una onza de chocolate, una naranja, un chorizo, las pinzas de la ropa, y las manos de quienes lo llevaban. El delantal lo mismo servía para guisar que para lavar, que para ir a la plaza y hacer la compra, que viva el delantal.
    Cuándo guiso me pongo el delantal, que a gusto me encuentro con él.

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  2. Recuerdo a mi abuela Anselma con su "mandil" y corroboro todos los usos que nuestra amiga describe, al igual que Alfonso. Entrañable texto.

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