ACTO DE HERMANAMIENTO ENTRE VILLALDEMIRO Y AUTILLO DE CAMPOS.
Excmo. Sr. Don Julián Sánchez Melgar.
Magistrado del Tribunal Supremo y Ex Fiscal General del Estado.
Buenos días:
Sr. Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Villaldemiro Don Facundo Castro del Cerro y Sr. Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Autillo de Campos Don Ángel Castro Asensio.
Parece que fue ayer, 14 de agosto, cuando nos reuníamos para un acto semejante al de hoy, el hermanamiento entre estas dos localidades, en Autillo de Campos, en la provincia de Palencia.
Decía entonces que ambas poblaciones tienen tantos vínculos derivados de nuestra posición geográfica y de nuestra historia común. Ambos pueblos pertenecen a una misma comunidad autónoma, como es Castilla y León, y todos nosotros formamos parte de una gran nación, como es España. Orgullosos, pues,
estamos de nuestro pasado y de nuestro presente. Y por lo que estamos haciendo aquí, estamos también orgullosos de nuestro futuro.
Mi agradecimiento también a mi primo, el Iltmo. Sr. Don Enrique Espinel Melgar, que tanto desvelo ha puesto para que estos actos se llevaran a cabo.
Por supuesto, también, nuestro agradecimiento a Don Isaac Rilova, Doctor en Historia y Secretario General de la Real Academia Burgalesa de Historia y Bellas Artes, por su magnífica Conferencia sobre Alfonso X y Villaldemiro.
A los autores de los vídeos, Doña María Jesús Prieto y Don Luis Ángel González. E igualmente por la lectura de los poemas a Manoli Martin, Marina García Balbás y Atilano Igelmo
Hemos vuelto a asistir hoy a un acto entrañable que sentará las bases para un mejor futuro de los habitantes de una y otra población.
Estamos pasando ya la larga noche de la pandemia, y la luz del día comienza a verse en el horizonte. Se nota en la gente, tenemos ganas de vivir. Y se nota también en las instituciones, tienen ganas de progresar y de servir a la ciudadanía.
Por eso, que en estos tiempos se unan en hermanamiento dos localidades, es, sin duda, todo un acontecimiento.
Hagamos, pues, un hueco en nuestras vidas para estrechar nuestras relaciones personales, hagamos un hueco para alzaprimar los valores, y la solidaridad, es uno de los más importantes.
Yo creo que hay que dar menos batallas, y ahondar más en la unidad de los pueblos.
Y el Derecho es un buen instrumento para fomentar la unidad.
Señalaba el Dr. Víctor Manteca Valdelande, en 2007, que el hermanamiento entre municipios que tengan ciertas afinidades e intereses comunes, es un derecho propio que deriva de la autonomía municipal, entendida como el derecho y capacidad de toda corporación local para ordenar y gestionar gran parte de los asuntos públicos.
El hermanamiento va más lejos de una simple relación oficial entre dos ciudades,
resultado de unas buenas relaciones de las autoridades municipales.
Y en nuestro caso, esas buenas relaciones están más que contrastadas entre ambos alcaldes, que hasta comparten el apellido Castro entre ellos.
Jurídicamente, significa el hermanamiento entre municipios, cualquier acuerdo adoptado libremente por dos o más corporaciones municipales para establecer entre ellos lazos de relación y amistad permanente, en orden a su mejor conocimiento, así como a un intercambio de experiencias y mutua cooperación.
En orden a buscar su fundamento jurídico, ha de partirse de nuestra Carta Magna, cuyo artículo 140 garantiza la autonomía de los municipios, los cuales gozan de personalidad jurídica plena. Por su parte la Ley de Bases de Régimen Local dispone que el Municipio, para la gestión de sus intereses y en el ámbito de sus competencias, puede promover toda clase de actividades y prestar cuantos servicios públicos contribuyan a satisfacer las necesidades y aspiraciones de la comunidad vecinal.
El artículo 22 b) dispone que corresponde al Pleno de la entidad local adoptar los acuerdos relativos a la participación en organizaciones supramunicipales.
En el ámbito supraestatal, la Carta Europea de la Autonomía Local regula en su artículo 10 el derecho de asociación de las entidades locales: Las Entidades Locales tienen el derecho, en el ejercicio de sus competencias, de cooperar y, en el ámbito de la Ley, a asociarse con otras entidades locales para la realización de tareas de interés común.
Qué duda cabe que la historia común contribuye a estrechar estos lazos.
En este caso, esos lazos son tan históricos como nuestro rey, el rey Alfonso X, el rey sabio, el de las Cantigas, el de las Partidas, cuya a abuela, doña Berenguela, madre de Fernando III el Santo, tenía tantos lazos con Autillo de Campos como con Villaldemiro, en donde creció –en unión de sus educadores–, en esta tierra burgalesa, y esa es la unión histórica entre estas dos localidades, que hoy celebran su hermanamiento. Un rey de la importancia histórica de Alfonso X, que conforma los sedimentos de la monarquía que cristalizan hoy, a su vez, en nuestro rey Felipe VI.
El Rey Alfonso X tiene para mí una significación especial, en tanto que preside la escalinata real del Palacio de las Salesas, que alberga al Tribunal Supremo del Reino de España, junto a otro gran jurista, como es Justiniano, que simboliza el sedimento y el anclaje protector que el derecho romano ha dispensado a los ordenamientos jurídicos europeos, y del nuestro, se ha extendido hacia buena parte del mundo, especialmente a América.
Se escribe hoy de nuevo, pues, con el acta que han firmado los dos alcaldes, la primera página de un libro, como tuve ocasión de decir el pasado mes de agosto, que está, hoy por hoy, lleno de páginas en blanco, a la espera de que sus habitantes, sus representantes, y todas las autoridades, sean capaces de escribir, para seguir los caminos de dos hermanos, que, como en las familias, tienen, por una parte, vida propia, pero, por otra, vida también en común, y que, como aquéllos, miran juntos hacia el futuro, pero sin perder su identidad. Esto es lo que
significa el hermanamiento que hoy sellamos y celebramos. Ojalá el futuro nos depare la constatación de las expectativas cumplidas. Pero no nos olvidemos tampoco de que un hermanamiento entre pueblos no tiene fecha de caducidad, así, pues, los lazos serán –y así lo esperamos todos–, cada vez más numerosos y estrechos.
Muchas gracias a todas las autoridades que lo han hecho posible, muchas gracias a todos ustedes, ha sido para mí un verdadero honor estar presente en este acto y apadrinar esta ceremonia.
Felicidades, Sres. Alcaldes. Felicidades
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