LA PILA BAUTISMAL DE LA IGLESIA DE AUTILLO
La tapa de madera de nogal con escenas de los distintos tipos de bautismo es muy original.
El baptisterio se sitúa a los pies del templo, en la primera capilla del lado del evangelio. Se encuentra al entrar en la iglesia a mano izquierda. La fuente bautismal está formada por una gran piedra estriada o acanalada en la parte baja y por una tapa de madera de nogal en la parte superior parecida a una cúpula. La tapa fue diseñada por el escultor y tallista Pedro Bahamonde. Los trabajos de escultura fueron realizados por el escultor Manuel García, vecino de Palencia, en los años 1743-1744.
La cubierta está dividida en seis partes iguales y en ellas se describen los distintos tipos de bautismo. Son escenas talladas en la madera en bellos bajorrelieves. Son unas imágenes muy didácticas que explican la variedad de bautismos que existen en la Iglesia católica: el de agua, el de sangre y el de deseo. Admirar detenidamente las historias de esta cúpula es una auténtica catequesis.
1.- Juan Bautista bautiza a Jesús en el río Jordán
Juan bautiza a Jesús con una concha. En la composición, se observa que el agua cae sobre la cabeza de Jesús. El Señor está arrodillado y tiene los brazos entrecruzados a la altura del pecho. En la parte superior, está la paloma como símbolo del Espíritu Santo.
El evangelista san Marcos relata el bautismo de Jesús: “Por aquellos días Jesús vino desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. En el momento en que salió del agua, vio los cielos abiertos y al Espíritu Santo, en forma de paloma, bajando sobre él. Y se oyó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto” (Mc 1,9-11).
2.- Un obispo bautiza a una joven
Los ministros ordinarios del sacramento del bautismo son el obispo, el presbítero y el diácono. En este caso, es el obispo y se le reconoce por las insignias episcopales que son los distintivos propios de un obispo: la capa pluvial, la mitra y el báculo. El agua derramada con una concha cae sobre la cabeza de una joven, quien está arrodillada y tiene las manos unidas a la altura del pecho.
3.- Un sacerdote bautiza a una joven
Un sacerdote aparece con vestimentas eclesiásticas: sotana, roquete, estola y va tocado con el bonete. El presbítero derrama el agua con un ánfora sobre la cabeza de una joven que está de rodillas y tiene los brazos cruzados sobre el tórax en actitud de aceptación. En la parte superior hay una corona.
4.- El bautismo de sangre: La Matanza de los Santos Inocentes (Mt 2,16-18)
El rey Herodes sujeta con la mano derecha el pie izquierdo del niño que está boca abajo. El monarca tiene en su mano izquierda una espada corta. Un soldado con una lanza contempla la escena, situado detrás del grupo protagonista.
Estos niños no podían salvarse sin el bautismo, pero recibieron el de sangre, por medio del cual quedaron limpios del pecado original y unidos al Cuerpo de Cristo. Los Niños Inocentes fueron bautizados en su propia sangre.
5.- El bautismo de deseo o de fe
El bautismo de deseo es una doctrina según la cual una persona puede alcanzar la gracia de la salvación mediante la fe, el arrepentimiento de sus pecados y el deseo del bautismo, sin haber recibido todavía el bautismo de agua.
Un ejemplo de este tipo de bautismo, lo encontramos en la crucifixión de Cristo. Jesús le prometió el Paraíso al buen ladrón sin que estuviese bautizado con agua. En el Calvario, el buen ladrón dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino”. Jesús le contestó: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,42-43).
La figura de la fe está simbolizada en la joven que tiene una banda puesta en los ojos, situada a la derecha. La madre del niño está ubicada a la izquierda. La fe y la madre sujetan las manos del muchacho con una de sus manos y apoyan la otra mano en la cabeza del pequeño. Entre la fe y la madre hay un niño desnudo que porta una corona en la cabeza.
En el ángulo superior, hay una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Se representa un corazón llagado por la lanza, rodeado de una corona de espinas y rematado por una cruz, que emerge de unas llamas y emite rayos de luz.
6.- La Circuncisión de Jesús
En la imagen aparecen María, el Niño Jesús y el ministro o Mohel, que lleva a cabo la ceremonia de la circuncisión. El Mohel tiene un instrumento cortante especial en su mano derecha y sujeta los pies del niño con su mano izquierda. María sostiene al niño con sus brazos. La mano izquierda del niño acaricia los cabellos de su madre. En la zona alta, está la puerta de una sinagoga.
El rito judío de la circuncisión de un bebé se realiza en el octavo día después de su nacimiento y significa el pacto hecho por Dios con Abraham y sus descendientes. La circuncisión es, ante todo, el símbolo de la alianza entre Dios y el pueblo judío. La circuncisión integra a la persona en la comunidad judía lo mismo que el bautismo la incorpora a la comunidad cristiana.
En el libro del Génesis del Antiguo Testamento se explica el acuerdo entre Dios y Abraham: “Dijo Dios a Abraham: Guarda mi alianza, tú y tu descendencia, de generación en generación. Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros y tu descendencia después de ti: Todos vuestros varones serán circuncidados” (Génesis 17,9-10).
Jesús Manuel Gutiérrez Pérez
Magnífica descripción de la pila bautismal como.nunca antes nos la habían descripto, como no lo está haciendo Jesus Manuel Gutiérrez .Muchas gracias por que nos estás enseñando no solamente las obras de arte que contiene nuestra iglesia de Autillo, sino también una fidedigna interpretación de su significado y de su arte. ENHORABUENA JESUS MANUEL Saludos. Bernardo.
ResponderEliminarEstupendo y muy bien documentado la historia de la pila de Autillo, Enhorabuena a Manuel, por su trabajo
ResponderEliminarTodo asombra al entrar en la iglesia de Autillo, en la que llama la atención esta pila bautismal del siglo XVI, en la que piedra y madera la elevan a una gran obra. Después de este detallado estudio y magnífica descripción de Jesús Manuel Gutiérrez Pérez, máximo conocedor y estudioso de este templo, invita a ver la pila de nuevo y detenerse para apreciar todo lo que con tanto mimo, precisión y cariño no relata Jesús Manuel.
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