Os presentamos este excelente artículo de nuestro gran amigo y embajador de Autillo, Alfonso Santamaría, publicado en la web Curiosón.es y en la Revista del Casino de Palencia.
Renacer es el regalo perfecto que recibe la catedral para celebrar su 700 aniversario: el montaje de un museo en el mejor escenario posible, que proporciona esplendor y belleza al monumento e interés constante al visitante.
La muestra Renacer permanecerá abierta hasta el 8 de enero de 2023
El 12 de octubre, Fiesta Nacional, cuando caminaba por la Calle Mayor Antigua de Palencia, poco antes de llegar a la catedral, me encontré con el gran escultor palentino Luis Alonso, que venía de su casa y portaba en sus manos materiales de labor camino de su taller, "porque un escultor no se puede permitir el lujo de hacer fiesta", me dijo. Alonso es discípulo de Victorio Macho y trabajó con el maestro cinco años. Ha intervenido en la restauración del colosal e inigualable Cristo del Otero, en concreto en sus pies, manos y cabeza. Ha dado forma a un montón de esculturas de Macho, que embellecen la ciudad, además de alguna meritoria de su propia creación. Comenté a Luis que iba a ver Renacer, y me dijo que era muy buena exposición, que merecía la pena visitar la catedral que estaba preciosa. En mi opinión una obra de este genial escultor debería estar en esta muestra.
En la plaza de la Inmaculada me había citado con mis amigos los escritores Froilán De Lózar y Julián González Prieto, que venían acompañados por otro amigo, el exbanquero José Antonio Martínez Borregán. A las diez en punto recibo el saludo de Ignacio, viejo conocido y empleado catedralicio, que desde el interior abrió las puertas de la catedral. Al poco tiempo llegó una excursión, y poco después mis amigos, procedentes de León, y de San Salvador de Cantamuga, como le gusta a Froilán nombrar a su pueblo, por su nombre real, aunque no sea el oficial.
Al entrar en el templo, había ambiente en la más importante iglesia de Palencia, lo primero que percibo con sorpresa es su increíble luminosidad, que incrementa de manera excepcional la belleza de la seo palentina. Tanto ha cambiado el templo que las naves y bóvedas me parecen más anchas y esbeltas. Esta belleza inusual impresiona también a Julián y Froilán, que hace años que no visitaban la catedral.
Muestra Renacer, catedral de Palencia | Foto: Diócesis de Palencia
El itinerario de la Muestra, nos sorprende por su excesiva calidad, nos encontramos ante el mejor escenario posible, capaz de despertar nuestro interés por no dejar de ver ninguna de las obras expuestas, obras maestras distribuidas en cada uno de los siete capítulos de Renacer; que adornan estratégicamente el inmenso potencial artístico y la belleza que aporta el monumento. Admiramos la girola y las vidrieras que también ganaron en luminosidad, como lo ganaron las diferentes capillas, el altar mayor, el coro, el trascoro, la cripta, el claustro y la sala capitular, toda la catedral es un atrayente espectáculo artístico y visual.
En la Capilla de la Virgen Blanca nos recibe su imagen, del siglo XIV, de alabastro que se ha sacado del altar para que se aprecie toda su belleza, en el lugar donde se colocó la primera piedra de la catedral. Seguimos el recorrido admirando las siguientes capillas, y nos sorprende el encuentro con el arca de madera, pintada con los escudos de Castilla y León, que contiene los restos momificados de Doña Urraca, reina de Navarra que murió en Palencia. El arca se ha bajado de la hornacina y colocado junto a las rejas de la Capilla del Sagrario, en la que se puede ver a Doña Inés de Osorio, benefactora de la catedral y a su criada, la de la coleta. El retablo renacentista de la Capilla del Sagrario tiene más encanto con la nueva iluminación. Un enorme espejo apoyado en las escaleras de acceso, realza aún más este colosal y bello retablo. En una de las capillas, la del baptisterio o de San Cristóbal, lucía una magnífica pila bautismal plateresca del siglo XVI, con la que bromeó Julián al decir que "en esta pila había sido bautizado un tal Julián González Prieto".
Retablo Mayor. Catedral de Palencia.
La nueva iluminación permite descubrir también la belleza del Coro, de su espléndida sillería, y del magnífico órgano. Destacar el montaje que eleva el nivel del suelo para poder ver con detalle y de cerca los bellos sepulcros del Abad de Husillos y de Rodrigo Enríquez, exclusiva muy meritoria que nos ofrece esta Muestra. Continúan las sorpresas con el encuentro con dos “grecos”, dos “berruguetes”, un “da vinci”, y un “capel”. El primer “greco” es palentino del Museo Catedralicio (1), el segundo toledano de la sacristía de la catedral de Toledo. El primer “berruguete” es de Pedro Berruguete, y el segundo de su hijo Alonso, más conocido como extraordinario escultor. El “da vinci” es obra de Fernando Yáñez, meritorio discípulo español de Leonardo Da Vinci.
Coro de la catedral de Palencia. Foto: Diócesis de Palencia
Y si hablamos de estos genios de la pintura del Renacimiento, no nos sorprende encontrarnos con un retrato de un maestro que vive, el gran pintor realista palentino Antonio Guzmán Capel, con la magnífica imagen del entonces beato, hoy santo, Rafael Arnaiz, que tiene capilla y sepulcro en el Monasterio de la Trapa.
Beato Rafael Arnaiz. Antonio Guzmán Capel
En la Muestra se encuentran obras maestras de los mejores imagineros del Renacimiento, como Felipe Bigarny, Juan de Juni, Gil de Siloé. De este último se expone su magnífico Ecce Homo, fuera de su hornacina en la catedral para poder apreciar mejor su calidad.
Impresiona por su patético sufrimiento un Cristo Crucificado de los que solo sabía hacer el mejor escultor del Barroco, Gregorio Fernández. Nos detenemos a continuación en la obra del genial palentino Victorio Macho y la escultura de su hermano , una pieza que está en su museo de Toledo, y que no veía en Palencia desde aquella importante y recordada exposición sobre Victorio Macho que tuvo lugar en la iglesia de las Canónigas.
Hermano Marcelo, de Victorio Macho
El Hermano Marcelo es una escultura magnífica, que Victorio donó a esta catedral, pero por imperativo del Cabildo no la pudo colocar y se la llevó a su museo de Toledo. Admirar la cara, pies, y pliegues del hábito de mármol del hermano Marcelo es apreciar una de las mejores obras del mejor escultor de su época en España e Hispanoamérica, capaz de hacer una estatua sencillamente impresionante, una joya de escultura como lo es la de su Sagrado Corazón de Jesús, de 21 mts., vigía de Palencia desde el Cerro del Otero. Espléndida, esbelta, única y proporcionada escultura. Ninguna ciudad tiene un Cristo de esta calidad, y ya es hora que tenga el protagonismo merecido este símbolo de la capital, junto con esta catedral.
Dos obras de Juan de Flandes: La resurrección de Lázaro y La adoración de los Reyes dan valor especial a la Muestra, cedidas para la ocasión por el Museo del Prado, que proceden de Palencia, pero terminaron en el gran museo. Me encuentro con excelentes tallas, sagrarios, cálices y objetos litúrgicos, y algunas de las magníficas tallas que se expusieron en las Edades del Hombre, celebrada en esta catedral con gran éxito en el año 1999.
Un lujo poder visionar el bello Trascoro tan profusamente tallado y su bello políptico flamenco comprado en Flandes por el obispo Fonseca. Otro lujo es descender, por la magnífica escalinata y apreciar su espléndida decoración hasta alcanzar la Cripta de San Antolín, encharcada por las filtraciones, pero bella porque se dan citan allí el arte visigodo del siglo VII, y la ampliación proto románica de la primitiva catedral. No debe olvidarse, al salir de la cripta, de admirar el excelente púlpito de quien fue obispo de Palencia, Luis Cabeza de Vaca, realizado en madera sin policromar, obra de algún discípulo de Alonso Berruguete, y los magníficos tapices que el Obispo Fonseca compró en Flandes, recientemente restaurados en la Real Fábrica de Tapices, otra de las maravillas de la catedral.
Entrar en la Sacristía permite el acceso a un recinto que con motivo de esta Muestra es accesible al público. Impresionan sus grandes cajoneras y la decoración, sin olvidar la belleza de las piezas de orfebrería y casullas, zapatos y demás hábitos de obispos y canónigos que se exponen a su salida.
Visitamos y admiramos el claustro de la catedral y la magnífica sala capitular, obras de Juan Gil de Hontañón. En la Sala Capitular es curioso visionar el anamorfismo (transformación) del rey Carlos I, que deforma su cabeza y se puede ver perfecta a través de una mirilla. Magníficos los cuatro tapices comprados por el obispo Fonseca. En esta Sala se encuentra el Museo Catedralicio, hoy casi desmantelado porque sus principales obras, entre ellas el cuadro de San Sebastián del Greco, han sido trasladadas para su contemplación en la Muestra Renacer.
Un lujo poder visionar el bello Trascoro tan profusamente tallado y su bello políptico flamenco comprado en Flandes por el obispo Fonseca. Otro lujo es descender, por la magnífica escalinata y apreciar su espléndida decoración hasta alcanzar la Cripta de San Antolín, encharcada por las filtraciones, pero bella porque se dan citan allí el arte visigodo del siglo VII, y la ampliación proto románica de la primitiva catedral. No debe olvidarse, al salir de la cripta, de admirar el excelente púlpito de quien fue obispo de Palencia, Luis Cabeza de Vaca, realizado en madera sin policromar, obra de algún discípulo de Alonso Berruguete, y los magníficos tapices que el Obispo Fonseca compró en Flandes, recientemente restaurados en la Real Fábrica de Tapices, otra de las maravillas de la catedral.
Entrar en la Sacristía permite el acceso a un recinto que con motivo de esta Muestra es accesible al público. Impresionan sus grandes cajoneras y la decoración, sin olvidar la belleza de las piezas de orfebrería y casullas, zapatos y demás hábitos de obispos y canónigos que se exponen a su salida.
Visitamos y admiramos el claustro de la catedral y la magnífica sala capitular, obras de Juan Gil de Hontañón. En la Sala Capitular es curioso visionar el anamorfismo (transformación) del rey Carlos I, que deforma su cabeza y se puede ver perfecta a través de una mirilla. Magníficos los cuatro tapices comprados por el obispo Fonseca. En esta Sala se encuentra el Museo Catedralicio, hoy casi desmantelado porque sus principales obras, entre ellas el cuadro de San Sebastián del Greco, han sido trasladadas para su contemplación en la Muestra Renacer.
(1) NOTA: Según informa Diario Palentino, en su edición del domingo 16 de octubre, el cuadro de San Sebastián del Greco que se encontraba en Renacer ha sido cedido previo anterior compromiso a una exposición en Budapest, así que no se podrá contemplar en Renacer.
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