23 de agosto de 2022

La bóveda del coro de la catedral de Córdoba y su conexión con Autillo de Campos






DON FRANCISCO DE REINOSO MANDÓ CONSTRUIR LA BÓVEDA DEL CORO DE LA CATEDRAL DE CÓRDOBA


Cuando vayas a Córdoba, programa una visita a la Mezquita Catedral que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Recorre su interior. Pasea por el impresionante bosque de columnas, arcos y cúpulas. Descubre las espléndidas obras de arte que testimonian las huellas del paso de los siglos. Párate delante del Mihrab, el lugar sagrado de la antigua mezquita. Es el espacio que tiene la más esmerada decoración de todo el edificio. Disfruta de la exquisita riqueza de mosaicos vidriados de bellísimos colores procedentes de Bizancio.

Sigue el recorrido para ver otro recinto de gran encanto: el coro de la catedral. Fíjate en la obra arquitectónica de la bóveda. La mandó construir el autillano Don Francisco de Reinoso cuando fue obispo de Córdoba (1597-1601). Dedica un buen rato de tiempo a contemplarla. Aquí puedes admirar el escudo de Don Francisco que nos recuerda que fue el impulsor de esta magnífica cubierta del coro.

Ahora, voy a explicar el esquema de la bóveda del coro. De espaldas al altar mayor, sitúate a la entrada del coro y en las enjutas del lado derecho verás al profeta Daniel, el escudo de don Francisco de Reinoso y al rey David. En las medias enjutas de las esquinas se encuentran las virtudes de la Esperanza y la Caridad.

En la banda central se hallan san Acisclo, la Asunción de la Virgen María a los cielos y santa Victoria.
En las enjutas del lado izquierdo están el profeta Samuel, el escudo de don Francisco de Reinoso y el rey Salomón. En las medias enjutas de las esquinas, las virtudes de la Fortaleza y la Fe.
La cubierta del coro es una bóveda de cañón rebajado y estructurada en lunetos. La obra la diseñó el maestro Juan de Ochoa, arquitecto del Ayuntamiento de Córdoba. En la decoración de la bóveda se empleó el estuco. Las yeserías las realizó el entallador Francisco Gutiérrez Garrido modelando las figuras en relieve.
En el conjunto, destacan los ángeles músicos de los lunetos y los ángeles tenantes situados entre ellos y los querubines que simbolizan la presencia de Dios.

El escudo de armas de don Francisco de Reinoso aparece en la parte central de los dos lados de la bóveda: 1º una cruz griega, con unos acabados al final de los brazos con forma de flor de lis, una representación de la flor del lirio; 2º, 3º y 4º con escobas; bordadura jaquelada, al timbre, la cimera: un cisne. También se aprecia la heráldica episcopal. Encima del escudo hay un sombrero de ala ancha del que caen doce borlas (6 por lado o banda) en órdenes, 1, 2 y 3.
La zona central es ocupada por la representación de la Asunción de la Virgen María a los cielos en el momento en que es coronada por dos ángeles. La Virgen María está acompañada por los mártires de Córdoba, san Acisclo y santa Victoria.
Las tres virtudes teologales y la Fortaleza figuran en los ángulos de la bóveda del coro. La Fe está representada por una mujer que con la mano izquierda sostiene una cruz y con la mano derecha, un cáliz. La Esperanza tiene un áncora en la mano siniestra. La Caridad aparece cuidando a dos niños. A uno lo sostiene junto a su cuerpo con su brazo izquierdo. En el otro niño apoya su mano diestra en la cabeza. La Fortaleza está con su atributo característico: una columna.
La Mezquita Catedral de Córdoba es un monumento inolvidable. En su interior, el viajero se encuentra con columnas, arcos, bóvedas, cúpulas, capillas y retablos de distintas épocas que configuran una creación asombrosa e irrepetible.

Además para los naturales de Autillo tiene una importancia especial. En este bello y grandioso templo está enterrado Don Francisco de Reinoso, obispo de Córdoba (1597-1601). Don Francisco nació en Autillo de Campos el día 4 de octubre de 1534. Murió en Córdoba el 23 de agosto de 1601. Su tumba está situada entre el altar mayor y el coro. Está cerca del altar mayor, en la nave del evangelio. Sus restos mortales descansan debajo de la nave central de la catedral.


Por Jesús Manuel Gutiérrez Pérez.



No hay comentarios:

Publicar un comentario