Nuestro Miguel de la Torre Martínez pudo ser perfectamente un protegido de nuestro obispo don Francisco, ya que sabemos que éste dio dinero para que siempre hubiese seminaristas autillanos en Palencia. Tal vez Miguel de la Torre quisiese emular a pequeña escala la figura de nuestro prelado, y que su nombre no se olvidase entre sus vecinos, gracias a su pequeña pero sólida ermita denominada del Cristo del Humilladero.
Según el diccionario de la RAE, un humilladero es un "lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen". Sin duda este modesto y desconocido cura supo elegir bien el emplazamiento para su obra. Conviene recordar que el actual puente a salida del pueblo, sobre el río Valdeginate y contiguo a la ermita, aún no existía, pues es posterior y de mediados del siglo XVIII. Es de suponer que antes de este nuevo puente debió haber otro, ignoraramos de qué hechuras, y que antes como ahora era lugar forzado de paso para vadear o traspasar el río, y los autillanos se debían de santiguar ante la ermita como signo de respeto y devoción. Sin duda el emplazamiento era el idóneo.
(Para ver la Ermita restaurada, pincha aquí)
Por Marcial de Castro Sánchez
Por Marcial de Castro Sánchez