24 de julio de 2014

Casa, Tienda, Bar y Baile...



Fotos y texto: Julio Prieto


Nuestra casa de Autillo perteneció a mi abuela A., y antes a mis bisabuelos B. y E. Ahora es de mi madre P., y después será de sus tres hijos. Mas allá no me atrevo a pronosticar ya que son cinco sus nietos... pero creo que también la conservarán.

Siempre nos han contado, que antiguamente, allá por los años 40 y hasta los 60, en la casa hubo una tienda. Una tienda de ultramarinos a la vieja usanza, en la que se vendía un poco de todo.


Yo nunca la conocí en funcionamiento, pero he visto el mostrador, las estanterías y la gran ventana corrediza de madera a través de la cual se despachaba. Fueron épocas difíciles, de posguerra y escaseces, pero también recuerdo que se decía que en esta casa, gracias a la tienda, nunca se pasó hambre. Y eso que eran nueve hermanos.

Hasta hace bien poco, aun se conservaban los vestigios de la vieja casa, el pajar, la panera, la trébede, el horno de leña, los pucheros ennegrecidos por la lumbre, las cochineras, las conejeras, el corral, la increible bodega abobedada de ladrillo, las habitaciones de los fantasmas y por supuesto la tienda.

Hoy en día, después de una inevitable reforma, ya no queda nada de todo eso. 

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Otra cosa curiosa, es que también en nuestra casa hubo Bar, un Bar donde los domingos además había baile. Y la música que amenizaba las veladas, procedía de ésta vieja pianola. Una obra de arte, que al darle a la manivela, hace girar un rodillo interno que está lleno clavos que a su vez hacen sonar los martillos con las diferentes notas. Casi como uno de los antiguos programas informáticos en Cóbol.

Como veis, tiene 10 canciones, que van desde el vals, rumba, schotis, pasodoble, tango, jota...

El voluntario para darle a la manivela solía ser el bueno de Abundio, y mi imaginación vuelve al pasado y me hace ver el gran salón del primer piso lleno de humo de tabaco, rebosante de gente conversando, disfrutando y bailando al ritmo de la pianola. Será por eso, que aun hoy, es el espacio de la casa con las mejores vibraciones...

Aun conservamos el salón intacto, con los bancos corridos, los percheros, algunas mesas, muchas de las copas para servir licores, la pintura original de las paredes, y por supuesto, la vieja pianola ocupa un lugar destacado y es la pieza mas admirada y querida por todos.

Ah... por cierto ! 

¿ Cuantas parejas se habrán formado en alguno de los bailes en el bar de la Anselma ?



















Org

anillo de manubri


o Luis Casali de 1900. Afinado.