27 de febrero de 2013

Tierra de Campos

Foto: Julio Prieto

Existen lugares en el mundo de una belleza sobrecogedora e innegable que se convierten en visita obligada. El paisaje que hoy voy a describir no es uno de ellos a simple vista. La Tierra de Campos enamora a los que se crían cerca de ella, a los que el tiempo ha dejado que sus recuerdos se entrelacen con el amarillo y el azul. Horizontes amplios, azotados instigadoramente por el sol, conforman las llanuras interminables, salteadas de vez en cuando con algún palomar o cualquier construcción de adobe que ha pasado a formar parte del paisaje como si de un árbol se tratara. 
Esta comarca se extiende por las provincias de León, Palencia, Valladolid y Zamora. Debido a su gran tradición histórica y a su arraigo, los límites han pervivido durante siglos trascendiendo la actual limitación provincial. Su nombre está datado en los primeros siglos medievales y desde entonces se ha transmitido espontáneamente de generación en generación, fortaleciendo la unidad de la comarca. El primer topónimo que se le conoce es Campus Gallaeciae, pero con la llegada de los Visigodos a la península esta tierra comenzó a ser conocida como Campos Góticos. Toda la zona fue muy importante para el Reino Visigodo que se asentó en ella a fines del siglo V, cuando fueron expulsados de la Galia por los francos. 

Estas tierras desarboladas constituyen la fuente de vida de muchas familias y también son conocidas como el granero de España. Sus extensos campos de labranza son el escondrijo perfecto de avutardas, perdices y liebres. Hubo un poeta que inmortalizó su amor por las doradas llanuras de la meseta del Duero. Antonio Machado supo transmitir como nadie el sentimiento que la naturaleza castellana provocaba en él. Su mundo interior quedó reflejado en los Campos de Castilla.



Autora: Pinceladas de una Microviajera        Pincha aquí para saber mas de Tierra de Campos