20 de noviembre de 2012

La siesta

Foto: Julio Prieto
Ventana: Anselma

Recuerdo haber practicado la siesta toda la vida. De pequeño, en los largos y calurosos veranos de Autillo, nos prohibían salir a la calle hasta bien pasadas las 5 o 5,30h. Era "la hora de la siesta". Muchas veces, nos resultaba un rollo o un engorro, pero a regañadientes, se convirtió en un hábito que que no he abandonado jamás; mas bien, lo necesito para sentirme bien. Necesito esos 20 o 30 minutos de desconexión.

La siesta está presente en España y Latinoamérica, pero también en China, Taiwán, Filipinas, India, Italia, Grecia, Francia, Oriente Medio, y Africa del Norte. Esta palabra viene de la hora sexta romana que designa la hora solar sexta, correspondiente a las 12 del mediodía con respecto al sol, o sea, alrededor de las 14 h., momento en el cual se hacía una pausa de las labores cotidianas para descansar y reponer fuerzas.

Está demostrado científicamente que una siesta de no más de 30 minutos (más tiempo puede trastocar el reloj biológico natural y causar imsomnio por la noche) mejora la salud en general y la circulación sanguínea y previene el agobio, la presión o el estrés. Además, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje y proporciona la facultad de prolongar la jornada de trabajo al poderse resistir sin sueño hasta altas horas de la noche con poca fatiga acumulada.

Personajes como Albert Einstein cantaron sus alabanzas y Winston Churchill, que aprendió la costumbre en Cuba, fue un entusiasta cultivador de la misma, con la consecuencia inesperada de que sus colaboradores quedaban rendidos cuando le veían a él tan fresco a las dos de la madrugada y con ganas de trabajar más, durante los días de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los escritores más importantes de la literatura española del siglo XX, premio Nobel, Camilo José Cela, con su sarcasmo habitual, ensalzó la práctica y disfrute de esta costumbre tan española. El novelista decía de la siesta que había que hacerla "con pijama, Padrenuestro y orinal".

La siesta que se duerme antes de comer se conoce como siesta del carnero o siesta borreguera. En ocasiones se le llama siesta del burro o de la burra, o siesta del canónigo. 

(Extracto Wikipedia).