3 de julio de 2015

La hora de la costura



Foto: Internet
Texto: Paco Vega

Pasada la media tarde, con la casa recogida, terminada la rutina, de labores de diario. Ahora, ya más relajada, se aseaba, se cambiaba de ropa, se daba crema para mejorar su aspecto y ya estaba de nuevo metida en otra labor.

Se sentaba en la sala al lado de la ventana, con vistas hacia el jardín,
sobre una silla pequeña, con el asiento de anea y el respaldo de madera.
Era la hora de la costura, normalmente esta labor se hacia en grupo,
formando un corro de tertulia entre amigas y vecinas.
Con buen tiempo estos corros se hacían en la calle o la entrada del portal.

Las labores de costura eran muy variadas: se podían ver mujeres, que 
hilvanaban y cosían cualquier ropa, repasaban calcetines y enganchones.
Parcheaban sábanas, culeras y rodilleras reforzando pantalones de faena.
También se hacían trabajos finos, bordados, vaciados, grecas, vainicas etc.
ropita para bebes, ganchillo, punto de cruz, ajuares para las bodas.
Otro capítulo aparte son los trabajos de estambre, hechos con agujas de tejer.

En los cestillos de costura, había muchos hilos en carretes de madera,
yo los pedía cuando quedaban vacíos para hacerme mis juguetes.


(Texto extraído de los "Recuerdos de Autillo", de Paco Vega)