3 de julio de 2015

Juegos y juguetes de antaño



Foto: Julio Prieto
Texto: Paco Vega
Desván: Anselma

           JUEGOS Y JUGUETES DE ANTAÑO

NO HABÍA JUGUETES COMPRADOS, LOS JUGUETES ERAN CASEROS


Los juguetes los hacíamos nosotros, reciclando cualquier cosa que resultase aparente.
Echándole imaginación y un poco de creatividad lo convertíamos en un objeto de juego.
Muchas veces se daba la circunstancia de disfrutar más haciendo el juguete,
que a posteriori jugando con él. Cuando hacíamos el juguete, también estábamos jugando.
A mi no me faltaron juguetes pero todos fueron caseros o de fabricación propia.
Los carretes de madera fueron mis primeros juguetes, con ellos construía
tanques de guerra, que se desplazaban solos, no usaba ni pila ni motor.
La fuerza motriz la proporcionaba una goma elástica que se retorcía
con la ayuda de un palillo que también hacía las funciones de timón.
Con los naipes usados que me daba la Ignacia, construía poblados de casas,
que luego las derribaba embistiendo con el carrete.
Más tarde los usé para probar el Efecto Venturi, cuando estudiábamos este tema en la clase de física.
Mi hermana Lola, también usaba los carretes para tejer una especie de cordón redondo y hueco.
Primero en un extremo se clavaban cuatro clavillos alrededor del agujero para tejer el cordón.

Con los naipes también hacía figuras o siluetas de personas y animales
lo primero que hacía es doblar la carta por la mitad y después recortaba
con la tijera la silueta de un hombre, un burro, una vaca o un árbol, etc.
como estaban dobladas por la mitad, al abrirse se formaba una base que sostenía la figura.
Por Navidad hacía un Belén, con todas las figuras hechas con naipes recortados.

OTROS JUEGOS

Las tabas, se usaban para apostar, podían ser cromos o los santos de las cajas de cerillas y también se apostaba dinero. Normalmente se lanzaban tres tabas, pudiendo quedar en posición de: hoyo, panza, carne o hueso. También había algún tramposo que usaba tabas lastradas con agujeros retacados de plomo para modificar el centro de gravedad.
Sacar del círculo, se jugaba con las monedas de cobre que estaban fuera de circulación y había que sacar las monedas de perra gorda o de chiquita, que se ponían en el centro de un círculo, golpeándolas con la moneda de cobre.
La peonza, el mismo juego también se hacía sacando las perras con la peonza.
El frontis, sobre una pared de piedra se hacía rebotar una moneda de cobre para que quedase lo más cerca posible de una línea marcada en el suelo, paralela a la pared.
Las canicas, las había de barro o de cristal.
El aro y la manilla, se hacía rodar el aro guiado por la manilla, los aros que yo tenía eran los cintos de algún barril, yo hacía las manillas doblando una varilla de alambre.
El hinque, se jugaba con palos puntiagudos que se lanzaban contra el suelo clavando la punta en la tierra húmeda. Para hacer el hinque, se aprovechaban los mangos rotos de diversas herramientas, solo se necesitaba sacarles punta con el hacha.
La tarusa, se jugaba lanzando herraduras contra un cilindro de madera colocado en vertical
y encima se ponía la apuesta, solía ser una perra gorda por cada jugador. El cilindro de madera solía ser el pasador de una traba.
Al hoyo y los pepitones, se jugaba lanzando los huesos de albaricoques y albérchigos para meterlos en un hoyo. También se jugaba con los huesos de las aceitunas.
Con los huesos grandes se hacían silbos, se desgastaban por un lado hasta hacer un agujero y se sacaba la pepita.
Podía citar más juegos: Las cuatro esquinas, Saltar el burro, Saltar la cuerda, Al escondite, etc.
Por desgracia estos juegos se han perdido, hoy los niños juegan sentados, el juego se lo dan hecho, pueden estar jugando dos horas y solo han movido un dedo; ¿y a esto le llaman juego?


(Texto extraído de los "Recuerdos de Autillo", de Paco Vega)